Para ese entonces el territorio era cruzado por brazos del río Maipo y a causa de las fuertes lluvias el caudal creció amenazando con destruir todo a su paso, algunos pobladores se refugiaron en la Iglesia donde decidieron llevar la imagen de la Virgen a la Puntilla de Lonquén, lugar donde el río se desbordaba con mayor fuerza. Según cuenta la historia, si el río se recogía habría ocurrido un milagro, el que los pobladores agradecerían a la Virgen de la Merced cada año, el domingo siguiente al 24 de Septiembre. Desde aquel entonces como dicta la promesa la imagen de la Virgen de la Merced es llevada en andas por las calles del pueblo siendo precedida por bailantes chinos y seguida por toda la comunidad.
Con el pasar de los años la Virgen de la Merced se convirtió en la Patrona del pueblo y la festividad creció junto a cada generación, hasta convertirse en la que conocemos hoy en día, en la que además de los bailantes chinos y los anderos, se han sumado, las camareras, la guardia de honor, los huasos, los indios, los gitanos y las diabladas.
